La gran emoción que se vivió esta tarde en el Tomaghello en el instante en que el equipo salió a la cancha sin dudas que fue de las más emotivas
que se recuerden. Ni el más insensible de todos los hinchas pudo contener la emoción en ese momento.
Fue una fiesta total. No importaba qué equipo esté enfrente, el Matadero vibró tal vez como nunca antes. El único antecedente que puede compararse con el recibimiento de esta noche fue aquél que se dio en el partido con Ferro en 2014 luego de lograr el ascenso.
Los que fueron a San Pablo y los que hicieron fuerza desde acá fueron un solo grito agradeciendo al grupo por el Morumbinazo y pidiendo por la Copa. Inexplicable sensación.